¿Cuáles son los aportes de una psicoterapia Integrativa en el panorama de la psicoterapia actual?

El concepto “Psicoterapia Integrativa” ha adquirido prominencia en el panorama de la psicoterapia actual. Sin embargo, lograr delimitarla conceptualmente y establecer cuáles son las distintas “Psicoterapias integrativas” existentes, requiere un ejercicio de reconstrucción histórica.

Roberto Opazo, Ph. D.

Director

Roberto Opazo

En un sentido genérico, la psicoterapia involucra el trabajo de un profesional entrenado, que se entrega en un contexto interpersonal, con un cliente o paciente que procura en forma activa el ir alcanzando objetivos psicológicos acordados con su terapeuta. Dichos objetivos, pueden estar relacionados con alivio de síntomas, con la superación de pensamientos, sentimientos o conductas disfuncionales, con el enriquecer capacidades de adaptación, con alcanzar mejores niveles de desarrollo personal, y/o con el ir alcanzando crecientes niveles de bienestar emocional.

La psicoterapia comenzó a dar sus primeros pasos – como disciplina sistemática – hacia fines del siglo XIX. Desde entonces, los psicoterapeutas han venido mostrando relevantes cualidades: vocación de ayuda, esfuerzo, creatividad, talento. Como consecuencia de esto, la disciplina ha venido generando múltiples teorías explicativas del devenir de la dinámica psicológica, junto con estrategias de cambio terapéutico de la más variada índole. Se han desarrollado incontables investigaciones, múltiples Cursos de Formación, innumerables publicaciones. Se han venido atendiendo millones de pacientes, con problemas de todo tipo, la gran mayoría de los cuales ha quedado agradecida por la ayuda recibida; y ha quedado agradecida porque, sumando y restando “todo”, el asistir a psicoterapia se ha mostrado como aportativo, a la luz de las más exigentes evaluaciones.

En su afán por defender los derechos humanos de los pacientes, la disciplina también ha venido desarrollando normas éticas reguladoras del quehacer profesional, las cuales han aportado sustancialmente para combatir posibles abusos de poder, descriterios profesionales, abusos sexuales, abusos económicos, etc.

Una historia de discrepancias
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A través del tiempo, sin embargo, la psicoterapia ha venido acumulando problemas no menores. Por lo pronto los psicoterapeutas han tendido a discrepar… casi en todo. En teorías, en categorías diagnósticas, en estrategias terapéuticas, en epistemología, en metodologías de investigación, etc. Como consecuencia, con los años se han venido creando enfoques discrepantes entre sí, los cuales hoy en día suman más de 300. Y estos 300 enfoques diferentes aportan respuestas divergentes a las mismas preguntas, por lo cual el panorama presenta un perfil desordenado y desorientador. Más aún, los enfoques no se superan entre sí a la hora de sus resultados terapéuticos por lo que, a través de décadas, psicoanalistas, conductistas, humanistas, terapeutas familiares, cognitivistas, etc., no han logrado demostrar que lo hacen “mejor” que su “competencia”. De este modo, las discusiones han carecido de sentido, puesto que las teorías y estrategias específicas de cada enfoque no parecieran aportar demasiado al cambio en psicoterapia.

Este resultado común entre los enfoques se explicaría en parte porque todos descansan en el efecto de diversos “factores comunes”,  presentes “por igual” en todos ellos. Factores comunes tales como trabajar con propósito, las expectativas de cambio de los pacientes, la motivación al cambio de los pacientes, confianza en el terapeuta, la vocación de ayuda de los  terapeutas, la “alianza” entre paciente y terapeuta, etc. Estas observaciones, naturalmente, han venido generando desconfianza hacia teorías y enfoques; tanto así que los psicoterapeutas han venido emigrando “masivamente” hacia el enfoque “ecléctico”, el cual, careciendo de teoría, les aporta libertad, y la opción de ir eligiendo lo que les va pareciendo mejor.

Desafortunadamente, la respuesta ecléctica ha aportado poco: en los hechos, ha contribuido a desordenar aún más el panorama, y ha resultado peor el remedio que la enfermedad. Cada terapeuta ecléctico es ecléctico a su manera, por lo cual el “incendio” aportado por los enfoques ha venido siendo apagado con “bencina”… ecléctica. Afortunadamente, sin embargo, en medio de este desorden creciente, ha venido surgiendo una opción diferente, la cual ha venido adquiriendo una relevancia cada vez mayor: la psicoterapia integrativa.

La respuesta integrativa

Los primeros pasos de la integración en psicoterapia no son tan “nuevos”.  Ya hacia mediados los 80´se formó la “Sociedad para la Exploración de la Integración en Psicoterapia” (SEPI), la cual sostuvo su primer encuentro en Annapolis, Estados Unidos. Los objetivos de SEPI, han sido el promover el diálogo entre autores y enfoques de diferentes orientaciones; en pro de ir acercando posiciones, de ir integrando teorías, y de ir complementando estrategias clínicas. La idea es que las fortalezas de unos compensen las debilidades de otros y…viceversa. Una especie de enriquecimiento recíproco. Desde esos años, se han venido desarrollando diversos enfoques integrativos. Unos, integrando autores; otros, integrando enfoques; otros integrando teorías. Algunos han buscado la integración tomando como “eje integrativo” alguna de las teorías “tradicionales” existentes (integración asimilativa). La idea que ha predominado entre los integrativos es que, a diferencia del enfoque ecléctico, la psicoterapia integrativa incorpora una teoría integrativa, guiadora del quehacer psicoterapéutico. En los últimos años, la psicoterapia integrativa se ha venido abriendo paso, con vigor, en el contexto de la psicoterapia contemporánea. Hoy son muchos los psicoterapeutas que se describen a sí mismos como “integrativos”; y son muchos, también, los que consideran a la psicoterapia integrativa como la “psicoterapia del futuro”.

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En medio de todo este “acontecido acontecer”, ¿qué papel juega la Psicoterapia Integrativa EIS? ¿qué ha venido el EIS a la psicoterapia integrativa? Estamos hablando, claro, de la psicoterapia integrativa desarrollada en el Instituto Chileno de Psicoterapia Integrativa, principalmente impulsada por mi, Roberto Opazo, Verónica Bagladi y nuestra comunidad ICPSI.

En 1983, presenté el “Supraparadigma Integrativo”, en Washington D.C., en el contexto del Congreso Anual de la AABT. El Supraparadigma aportaba una teoría integrativa completa, pionera para su época. Este Supraparadigma cuestionaba la opción de ir integrando autores o enfoques: por ser muy incompatibles entre sí, por ser una tarea inabarcable, y por integrar lo “valioso” – y también lo “erróneo” – de cada autor y/o de cada enfoque.

Nuestro Supraparadigma tampoco consideraba deseable el procurar una “integración asimilativa”: ¿Por qué dejar que la integración sea guiada por una de las teorías tradicionales “estrechas”, que se han mostrado deficientes a través de los años? ¿Por qué ir  asimilándolo todo, integrándolo todo, en torno a una teoría deficiente? ¿Por qué en torno a “esta” teoría “reduccionista” y no a otra? ¿Y por qué no en torno a una nueva teoría integrativa sólida y completa, no “fracasada,” y no reduccionista?

En lugar de estas opciones integrativas, nuestro Supraparadigma proponía una opción para entonces revolucionaria: centrar la integración en el conocimiento válido existente. Venga de donde venga, se encuentre donde se encuentre, lo haya propuesto quien lo haya propuesto. Lo cual pasa a ser consistente con nuestra definición que señala que “integrar, es construir una totalidad coherente a través de la conexión de partes válidas diferentes”.

Nuestro Supraparadigma proponía una opción para entonces revolucionaria: centrar la integración en el conocimiento válido existente, venga de donde venga, los haya propuesto quien lo haya propuesto.

Hemos definido conocimiento válido enfatizando su rol activo: “es aquel que aporta a la predicción y/o al cambio en psicoterapia”. La idea central ha sido el procurar identificar, rescatar, integrar, acumular y aplicar clínicamente, todo el conocimiento válido posible, en línea con la rationale de “todo lo válido dentro… todo lo no válido fuera”. Entre nuestros objetivos, una idea central ha sido la búsqueda de síntesis del conocimiento que se encuentra disperso, es decir rescatar y acumular el conocimiento válido que la disciplina ha generado desde sus comienzos históricos. Integrar ese conocimiento para tiene como objetivo contribuir a “profundizar la comprensión” de la dinámica psicológica, y “potenciar el cambio en psicoterapia”. Nuestro Supraparadigma asume que los seres humanos somos simples y complejos. Asume también, que nuestros significados son más “nomotéticos” (es decir más compartidos por todos), o más “idiosincráticos” (es decir más teñidos por la significación individual).

Definiciones

Postulamos que, en el territorio epistemológico – por su temática – no hay lugar para demostraciones ni para integraciones. Tan solo podemos optar.

El Supraparadigma surgió de las evidencias existentes, para luego pasar a guiar la génesis de nuevas evidencias. Adicionalmente, ha aportado definiciones básicas en los territorios epistemológico, metodológico y causal.

En el ámbito epistemológico, el planteamiento central de nuestro Supraparadigma es el “constructivismo moderado“, el cual se sitúa distante del “realismo ingenuo”, y aún más distante del “constructivismo radical”. Postulamos que “en parte” construimos la realidad y “en parte” la descubrimos, pero la realidad ahí está, independiente de que la pensemos o no, y esperando a que la conozcamos mejor. Asumimos que la injusticia social es real, que los pacientes depresivos son reales, que el sufrimiento en el mundo es real, y que nuestras “soluciones” no pueden consistir en meras especulaciones filosóficas.

Respetar los significados de nuestros pacientes es fundamental. Asumir que la “realidad real” no corta ni pincha nos parece una muy mala opción.  Postulamos que, en el territorio epistemológico – por su temática – no hay lugar para demostraciones ni para integraciones. Tan solo podemos optar.

En el ámbito metodológico, nos encontramos en un territorio del tipo “pastelero a tus pasteles”. Dependiendo de qué aspectos de la dinámica psicológica estemos investigando será la metodología escogida. Por ejemplo, la metodología empírico-experimental, o bien la introspección, o bien el análisis de caso, o la metodología cualitativa, etc. Todo en pro de identificar y de rescatar el conocimiento válido. En lo metodológico, no nos situamos entonces en un territorio de integración sino de “complementación”. Un método se puede complementar con otro.

En el ámbito causal, sin embargo, sí ha lugar para la integración. Es así que nuestro Supraparadigma postula el “agrupar” el conocimiento causal válido, en torno a 6 grandes avenidas: los paradigmas biológico, cognitivo, afectivo, inconsciente, ambiental/conductual y sistémico. Pronto en el tiempo, el Supraparadigma se vio fuertemente enriquecido con la incorporación del Sistema SELF como eje de integración, con sus funciones de significación integral, toma de consciencia, identidad, auto-organización, búsqueda de sentido y conducción de vida. De este modo paradigmas y funciones del SELF aportaron la estructura para generar una totalidad coherente y guiadora.

Construyendo una Psicoterapia

En su formulación original, el Supraparadigma Integrativo, aportó un fundamento “teórico/integrativo” sólido, a partir del cual se ha venido desarrollando nuestra Psicoterapia Integrativa EIS. Nuestro Psicoterapia Integrativa EIS ha venido rescatando y aunando las más diversas fuerzas de cambio, a fin de ayudar mejor a los pacientes; y ha procurado el ir humanizando los datos científicos, en el contexto de la calidez, empatía, autenticidad y vocación de ayuda del terapeuta; y en el contexto de fomentar – permanentemente – una “alianza terapéutica” facilitadora de que el paciente vaya alcanzando sus objetivos terapéuticos.

En este contexto “humanizador”, hemos propuesto la “humanización del principio de causalidad” a través del concepto Principios de Influencia, el cual aleja a la causalidad de leyes de la macrofísica, inalcanzables para la dinámica psicológica, para reemplazarla por probabilidades, más acordes con el devenir de la dinámica psicológica humana.

Nuestra Psicoterapia Integrativa EIS ha valorado también, el rol del arte en psicoterapia. Arte, para ir configurando la arquitectura personalizada para cada proceso psicoterapéutico. Arte, para ir construyendo cada intervención terapéutica en función de cada paciente individual, usando contenidos y formas que le resulten comprensibles y motivantes, usando las formas que contribuyan a que el paciente vaya construyendo “significados terapéuticamente efectivos”. Para nuestra Psicoterapia Integrativa EIS los significados – que va construyendo el paciente “alimentado” por las intervenciones terapéuticas – constituye el núcleo medular del proceso de cambio en psicoterapia. Asumimos que sin cambio de significados no hay progreso psicoterapéutico; y asumimos, también, que sin habilidades artísticas del terapeuta se dificulta el poder llegar “en positivo” al mundo de significados del paciente.

Asumimos que sin cambio de significados no hay progreso psicoterapéutico; y asumimos, también, que sin habilidades artísticas del terapeuta se dificulta el poder llegar en positivo al mundo de significados del paciente.

Nuestros propios aportes

Estamos convencidos que el conocimiento válido puede pasar a ser un eje de convergencia para terapeutas de diferentes orientaciones.

De este modo, ciencia, humanismo y arte se dan la mano en el contexto de nuestra Psicoterapia Integrativa EIS: Pero, ¿cuánto ha venido aportando nuestra Psicoterapia Integrativa EIS a través de los años?

Creemos que el aporte no ha sido escaso.

Entre otras cosas, hemos venido aportando orden en medio del desorden y síntesis de lo válido que hemos encontrado disperso, a lo cual hemos venido agregando nuestros propios aportes válidos. Nuestro enfoque, por ende, nos ha llevado a rescatar los aportes válidos hechos por quienes nos han precedido; es decir, nos ha permitido el nutrirnos de lo valioso de nuestra historia.

Hemos generado nuestros propios aportes: instrumentos de diagnóstico, conceptos movilizadores, principios de influencia, fases didácticas específicas, psicodiagnóstico integral, uso no común de los factores comunes, y muy especialmente, hemos aportado un abordaje conceptual y clínico a quien constituye la médula de nuestro quehacer: la significación.

Hemos investigado mucho, hemos formado a muchos psicoterapeutas, y hemos presentado nuestro enfoque – muy exitosamente – en los más diversos países. Hemos aportado nuestra Psicoterapia Integrativa EIS a miles de pacientes de los más diversos estratos socio-económicos. Hemos formado cientos de psicoterapeutas integrativos EIS, en Chile y en el extranjero, y hemos publicado mucho, también en Chile y en el extranjero.

Entre nuestras muchas publicaciones, Verónica Bagladi ha creado la Revista online “Actualizaciones en Psicoterapia Integrativa” (AcPI), publicación de gran importancia, con aportes provenientes desde nuestra comunidad. En términos de nuestros resultados terapéuticos, lo primero es que nos “auto” invitamos a la cautela, es decir, a no cantar victoria antes de tiempo. Recientemente, Verónica Bagladi ha publicado una amplia investigación, la cual deriva del estudio con una muestra extraída de un colectivo de 20.000 pacientes atendidos en nuestros Consultorios. Los resultados son excepcionales, pero, aguardan por futuras ratificaciones o, modificaciones. En 2005 fui distinguido, desde Viena, con el “Premio Internacional Sigmund Freud”, sobre la base de su aporte Supraparadigmático. En 2017 publiqué mi libro “Psicoterapia Integrativa EIS: Profundizando la Comprensión… Potenciando el Cambio”. El libro ha tenido una recepción muy positiva, y actualmente es usado como material en todo tipo de instancias académicas.

Mucha cosa buena pero también… mucho que agradecer. Es que hemos venido trabajando sobre los hombros de muchos de los que nos han precedido.
Sin los aportes válidos de un Freud, de un Skinner, de un Pavlov, de un Rogers, de un Bertalanffy, de un Beck, de un Guidano, de un Frankl, poco habríamos podido hacer. Y si bien cada uno ha aportado lo válido en medio de muchas propuestas “erróneas” (a la luz de la investigación), si sabemos rescatar lo válido, lo podemos proyectar hacia el futuro contextualizado de mejor manera.

Deseamos ser poco prepotentes y sí muy auto-críticos. Es así que, en cada presentación, lo primero que pedimos es que se nos critique, asumiendo que “aprendemos más de la crítica que del aplauso”. Tras la publicación de nuestro libro 2017, quien escribe estas líneas lo primero que hizo fue organizar una maratón ampliada, destinada a que cada asistente trajera un cuestionamiento al libro. Habría que convenir en que esto no es habitual. Lo habitual es que cada autor se proteja mucho, y defienda a ultranza su obra.

En suma: nuestro camino integrativo está siendo conducente, muy probablemente más conducente que las alternativas existentes. Y está abierto para quienes lo quieran recorrer con nosotros. Al extender esta invitación, estamos convencidos que el conocimiento válido puede pasar a ser un “eje de convergencia” para terapeutas de diferentes orientaciones.

La idea es que juntos, y por esta avenida… podamos llegar más lejos.

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